MODO DE ABREVIAR Y CITAR EL PASAJE BÍBLICO
(No se ama lo que no se conoce)
No se ama lo que no se conoce: “El que no ama no ha conocido
a Dios, porque Dios es amor” (I Jn 4,8). ¿Cómo conocer a Dios para amarlo? San
Juan indica: “Nadie ha visto jamás a Dios; pero el que lo ha revelado es el
Hijo único que está en el seno del Padre, Él nos lo dio a conocer ” (Jn 1,18). Mismo Jesús dice: “Quien
me ha visto, ha visto al Padre, yo estoy en el padre y el padre en mi” (Jn
14,9). “El que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él”
(I Jn 4,16).
¿Cómo conocer a Dios para amarlo? El medio eficaz es la
sagrada escritura, así nos aconseja San Pablo: “Recuerda que, desde la niñez conoces
las Sagradas Escrituras. Ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la
salvación, mediante la fe en Cristo Jesús. Porque toda la Escritura está
inspirada por Dios, y es útil para enseñar y para argüir, para corregir y para
educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado
para hacer siempre el bien” (II Tm 3,15-17).
Así, pues si queremos conocer a Dios para amarlo, tenemos
que conocer a Jesús y por lo mismo, para conocer a Jesús tenemos que conocer la
sagrada escritura y luego vivir en su amor. Ahí la importancia para conocer
bien la sagrada escritura. En el estudio y lectura de la escritura sentir lo
que los amigos de Emaús sintieron: "¿No ardía acaso nuestro corazón,
mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?" (Lc
24,32) y es más, llegar sentir el gusto
en el paladar: “¡Qué dulce es tu palabra para mi paladar, es más dulce que la
miel!” (Slm 118,103).
Para empezar con el estudio de la sagrada escritura lo
primero que tenemos que tener en cuenta es ¿Cómo entender las abreviaturas y
las citas textuales? Se cree que la forma de citar un pasaje bíblico es muy
sencillo, cuando no es cierto y se corre el peligro de no saber transmitir al
lector el mensaje que se desea dar, por no explicar el sistema convencional de
citación. Esta cuestión es verdaderamente colateral al estudio bíblico. Claro
que es una cuestión sencilla, pero pocos se ocupan de explicarla, de tal manera
que es muy posible que si hoy viéramos una cita como «2Sm 3,4-6.7-8,25» no
sabríamos interpretarla, a pesar de que sus reglas de formación las damos
habitualmente por sobreentendido.
Desde que se fue formando el sistema de división bíblica en
capítulos y versículos, durante el Medioevo, se lo hizo con el fin de que
pudiera ubicarse cualquier texto, por pequeño que fuese, con rapidez y
precisión; así que a pesar de que han cambiado muchos aspectos del texto, tanto
en el nivel de su interpretación como en el de su traducción, las reglas que
rigen la citación permanecen estables y siguen brindando completa utilidad. Veremos
una a una las partes de una cita.
Las abreviaturas de
los libros: Es la parte más cambiante de la citación, sobre todo en la
actualidad, en que no se suele seguir la regla antigua de formación de la
abreviatura, por lo que es posible que dos editores distintos utilicen dos
abreviaturas distintas para un mismo libro. No obstante, algunos libros tienen
ya una abreviatura clásica que no se ha modificado.
La regla antigua era abreviar el nombre del libro utilizando
las dos primeras consonantes -si el libro comenzaba con consonante- o las dos
primeras letras -si comenzaba por vocal. En caso de ambigüedad se apelaba a las
tres primeras letras. Así, algunos libros han quedado consuetudinariamente
vinculados a una abreviatura estándar: Gn, Ex, Lv, Nm, Dt, correspondientes a
los cinco primeros libros; Mt, Mc, Lc, Jn, correspondientes a los Evangelios.
Algunos otros libros siguen también conservando la
abreviatura en esta forma.
En el caso de abreviaturas que serían ambigüas (Crónicas y
Corintios, cuyas dos primeras consonantes son «Cr» y están repartidos en dos
volúmenes cada uno) se utilizan de modo habitual Cro y Cor respectivamente.
Puesto que en la Biblia latina los libros de las Crónicas se llamaban con su
nombre griego (Paralipómenos), no había allí ambigüedad, por lo que no es raro
en textos viejos encontrar una cita como “IICr”, que es una abreviación válida
de II Corintios cuando no puede confundirse con II Crónicas.
Pero otros libros no han conservado su abreviación
tradicional, por ser menos citados, o porque la abreviación tradicional hacía
alusión al nombre latino y no decía nada ya al traducir los nombres a otro
idioma. Así, en el caso de los libros de los Reyes, la abreviatura tradicional
es Rg (por Regnum), e iban numerados de I a IV, ya que se llamaba I y II Rg a
lo que hoy llamamos I y II Samuel, siendo los actuales I y II Reyes III y IV Rg
respectivamente.
La abreviación tradicional de Salmos (Ps = Psalmi) se ha ido
perdiendo, y no hay un completo acuerdo sobre cuál es la abreviatura más práctica
en la actualidad, por lo que lo encontraremos como Sal, S o Sl.
Eclesiástico y Eclesiastés siempre han planteado problemas,
por lo que normalmente se los citaba -y aún se lo hace- como Eclo y Ecl
respectivamente, aunque en la actualidad la tendencia es utilizar Si (por Libro
de Ben Sirá) para Eclesiástico y Qo (por Qohelet) para Eclesiastés, con lo que
ha quedado resuelta por completo la posible confusión. Apocalipsis se abrevia
Ap (o Apoc) en las biblias católicas y Rv (Revelación) en las protestantes
-«revelación» es el significado literal de la palabra griega «apocalipsis»-
pero se trata, desde luego, del mismo libro.
En cualquier Biblia el lector encontrará el sistema de
abreviaturas que el editor utiliza. Pero sea cual sea la que use, siempre se
escriben:
- Sin separación entre el número de volumen y la abreviatura
(IIJn o 2Jn, pero no 2 Jn).
- Con la primera letra en mayúscula y las demás en minúscula
(Dt, no DT).
- Sin punto al final de la abreviatura (1Jn 3, no 1Jn. 3).
-El número de volumen se puede poner indistintamente en
romano o en arábigo.
Los signos utilizados en las citas: la coma, el guión y el
punto
De los tres signos, el principal es la coma, que separa los
capítulos y versículos: un número inmediatamente antes de una coma es siempre
un capítulo, mientras que si está inmediatamente después es siempre un
versículo; 8,3 indica capítulo 8 versículo 3. En la cita compleja 3,4-6.7-8,25
el 8 es inequívocamente un capítulo, mientras que el 25 es un versículo, sea
donde sea que esté ubicado: su significado lo da el estar inmediatamente antes
o inmediatamente después de la coma.
El guión marca siempre el inicio y el fin de un rango,
incluyendo el inicio y el fin de ese rango. Por ejemplo, 8,25-28 indica versículos
25 al 28, ambos inclusive. Pero no siempre se trata de rango de versículos, a
veces son rangos de capítulos. Por ejemplo, si un rango está citado antes de
una coma, o la cita no tiene comas, se trata de rango de capítulos. Por
ejemplo: 3-5,12 significa “capítulo 3 hasta el versículo 12 del 5”, y 4-7
significa “capítulos 4 al 7, ambos inclusive”.
Hay que tener cuidado con el significado del guión, ya que
está completamente subordinado a las comas que haya en la cita. Por ejemplo,
2,3-5,12 quiere decir: “capítulo 2 (está inmediatamente antes de la coma) desde
el (hay un guión) versículo 3 (está inmediatamente después de la coma) hasta el
capítulo 5 (está inmediatamente antes de una coma) versículo 12”.
Gn 1,24-2,4 -por ejemplo- son los dos últimos días de la
Creación: capítulo 1 desde el versículo 24 hasta el capítulo 2 versículo 4.
El punto se utiliza para indicar versículos o capítulos que
no forman un rango; su significado es “y”.
Gn 3,2-5.9 : Génesis capítulo 3 versículos 2 al 5 y
versículo 9.
Gn 3.5,6: Génesis capítulo 3 entero y versículo 6 del
capítulo 5
Detalles:
2,3-4,5 significa: capítulo 2 desde el versículo 3 hasta el
capítulo 4 versículo 5, por lo tanto se lee también el capítulo 4 versículos 1,
2, 3 y 4, porque pertenecen al rango.
Pero 2,3.4,5 significa que sólo se leen dos versículos, el 3
del capítulo 2 y el 5 del capítulo 4, porque no forman rango; es decir que el
“coma 5” con que termina, en un caso significa “desde 1 hasta 5” y en el otro
solamente indica el versículo 5, por el distinto signo que precede al capítulo
4.
Algunos casos especiales: Hay unos pocos libros que pueden
tener algunas particularidades en la forma de citarse:
-Las cartas del NT a Filemón, 3 Juan y Judas tienen un único
capítulo, ya que son muy breves; por ese motivo, muchos omiten poner el número
de capítulo, por lo que –por ejemplo- 3Jn 9 viene a decir lo mismo que 3Jn 1,9:
en los dos casos se trata de un versículo, aunque en la primera forma no
aparezca después de una coma.
-El libro del Eclesiástico (Ben Sirá), tiene un breve
prólogo que desde la antigüedad se discute si debe o no considerarse parte del
libro. Por ese motivo no se lo numera como capítulo, pero se lo incluye en las
ediciones (el libro sólo figura en las biblias católicas). Para citar ese
prólogo (que tiene su importancia por el paralelismo con el prólogo de Carta a
los Hebreos), se lo lee como Capítulo 0; así que Eclo (o Si) 0,1-3 quiere decir
“Prólogo del Libro de Ben Sirá, versículos 1 al 3”. Aunque otros prefieren
escribir Si 1-3pról.
-Algunos editores separan el capítulo 6 del libro de Baruc
en otro libro, con el nombre de “Carta de Jeremías”; en ese caso, ese pequeño
libro separado pasa a tener un único capítulo, como los ya mencionados Fl, 3Jn
y Ju.
Unidades menores al
versículo: La necesidad de citar con mayor precisión y algunas nuevas
perspectivas en torno a la división interna de los textos bíblicos surgidas de
la lectura crítica, han creado el problema de encontrar un modo de citar que
permita referirse a partes menores todavía que el versículo, sin perder la
numeración establecida, que volvería engorrosa gran parte de la literatura
escrita en torno a la Biblia a lo largo de siglos.
Para evitar modificar ese sistema, y tener, además, que
agregar más signos al texto, se utiliza en la actualidad una división puramente
mental del versículo, basada en las letras minúsculas del alfabeto. Cada pausa
significativa del versículo se considera una subdivisión, y se le asigna a cada
una una letra del alfabeto, comenzando siempre con “a”. Puede tratarse de un
punto seguido, un punto y coma, un signo de interrogación, etc.
Por ejemplo: Gn 2,4: Esos fueron los orígenes de los cielos
y la tierra, cuando fueron creados. El día en que hizo Yahveh Dios la tierra y
los cielos,
Puede dividirse en dos partes: “Esos fueron los orígenes de
los cielos y la tierra, cuando fueron creados” (Gn 2,4ª). Y: “El día en que
hizo Yahveh Dios la tierra y los cielos” (Gn 2,4b). Así que el texto Gn 1-2,4a
–por ejemplo, que corresponde al texto de la Creación en siete días- no termina
en el versículo 4 completo sino en la pausa más significativa que está en el
centro. Esta división, muy útil para el estudio bíblico, es –como señalé-
puramente mental, por lo que el lector no encontrará esas letras minúsculas
salpicando la edición impresa, sino que tendrá que reconstruir la división
mientras lee.
Otros signos
complementarios: En algunas citas pueden aparecer algunos signos que ayudan
a expresar mejor el texto deseado: ss, pass e inf.
-«ss» indica capítulos o versículos subsiguientes, y se usa
para evitar tener que aclarar con precisión la cita, lo que a veces puede dar
resultados farragosos. Se sobreentiende que los versículos (o capítulos)
subsiguientes se refieren a los que pertenecen a la misma unidad narrativa,
descontando lo que no pertenezca a ella. Por ejemplo, si citamos Gn 1ss, es
probable que queramos referir a la gran unidad literaria que forman los
capítulos 1 al 11, sin querer expresar en concreto unos versículos
determinados. Lc 14,16ss se referirá, si se está hablando de las parábolas de
Jesús, a la parábola de los invitados al banquete, pero dejará afuera los
versículos interpretativos sobre el seguimiento, la Cruz, la parábola de la sal
insípida, etc. Pero si se está hablando del tema teológico del seguimiento, esa
misma cita significará la parábola de los invitados y los versículos que la
interpretan en términos de seguimiento de Jesús.
-«pass» indica una cita contextual, quiere decir que sólo se
indica el versículo (o capítulo) principal que habla del tema, pero el lector
tendrá que buscar un poco por todo el contexto para encontrar más referencias.
Por ejemplo: “Jesús nos llama a su seguimiento relacionando el discipulado con
la Cruz (ver Lc 14 pass)”.
-«inf» es la abreviación de “in finem”, “hasta el final”, y
se usa para indicar que debe leerse un capítulo hasta el final, sin necesidad
de precisar cuál es el último versículo. Por ejemplo: si quiero citar el relato
de Adán y Eva resulta ser Gn 2,4b-3 El número 3 al final del rango está
significando el capítulo 3, lo cual surge de que una cita con un rango al revés
(desde el versículo 4 hasta el 3) sería imposible; pero a primer golpe de vista
es confusa. Si en lugar de poner en esa forma lo escribimos Gn 2,4b-3inf queda
visualmente claro que el 3 se refiere al capítulo 3 y no al versículo 3.
El criterio más general a tener presente al escribir una
cita bíblica debe ser siempre la claridad y la completa precisión, que evite
que el lector se quede con la duda sobre qué se habrá querido citar, objetivo
que, como vemos, se logra con unas pocas y no demasiado complicadas reglas.
“No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo
no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no dejará de
cumplirse ni una letra y ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo
y la tierra, hasta que todo se cumpla” (Mt 5,17-18). “Yo advierto a todos los
que escuchan las palabras proféticas de este Libro, cúmplase como está. Pero, si
alguien pretende agregarles algo, Dios descargará sobre él las plagas descritas
en este Libro. Y al que se atreva a quitar alguna palabra de este Libro profético,
Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la Ciudad santa, que se
describen en este Libro" (Ap 22,18-19).
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